Una vez
aprobada la prueba de ingreso en el Instituto Técnico de Enseñanza Medía, dejaba
atrás la enseñanza cutre de aquello años en las escuelas motrileñas, el maestro
con la vara en la mesa para castigar a los alumnos que no sabían lo que les
preguntaban era la gran escena de cada día. Fueron siete años en el ITEM “Julio Rodríguez”, los años más
importantes para los estudiantes que formábamos la segunda promoción.
Con profesores que nos dejaron su
impronta y fueron el espejo donde mirarnos en el despertar a una nueva vida,
como Don Ramón que nos daba dibujo, Don Sebastián lengua, Don José Luís física y química, Don José Alberto inglés, Don Juan de Dios matemáticas, Don
José Luís Medina y Don Manuel, taller o la gran personalidad de Don José
Vinuesa gimnasia y política, entre otros.
Siete años para entender que podíamos mirar un poco
más allá del empecinamiento pueblerino de algunas autoridades locales que
estaban en contra de la construcción del ITEM porque decían que no habría mano
de obra para trabajar en el campo. Sin duda fue una oportunidad para que de
allí salieran auténticos y excelentes profesionales en distintas facetas de la
vida laboral, social y humana.
Una oportunidad que me permitió dedicarme a la
enseñanza y desarrollar mi vida profesional en mi propio pueblo, ahora ciudad;
todo un lujo que tengo que agradecer a mis padres y a esos años de esfuerzo junto
a los profesores que realizaron un magnífico trabajo educativo y social con el
alumnado.
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