domingo, 9 de mayo de 2010

"La luz habita la sencillez"

    
     Hola Julio, he pensado jugarte un partido de tenis y aprovechar que algunas veces cuando nos hemos vistos y me has propuesto quedar para hablar de algunas experiencias, muchas de ellas compartidas con amigos comunes, parece que nos falta tiempo con nuestras obligaciones para buscar esos momentos para reflexiones y valorar esos instantes; algunas veces he pensado y le he dado vuelta a muchas cuestiones que difícilmente cualquier persona por muy amiga que fuera podía entenderme sin haber vivido los maravillosos años con el grupo del Instituto, la verdad que echaba de menos poder hacerlo, pues ahí va la primera bola.

 

     Sábado por la tarde del mes de enero del año 1979 en Granada, Paco, Carmelo y yo nos invitaron a visitar a María en su humilde casa del Zaidín, hacía tiempo que teníamos en mente un encuentro en Conchar que no llevamos a cabo. María era una mujer de ochenta y dos años, analfabeta que hacía doce años que se decidió a viajar a Fátima (Portugal) con Francisco y allí empezó a sentir mareos, visiones, pérdida de conocimiento, manifestándose de que hablaba con la Virgen. A su regreso a Granada empezaba a tener revelaciones y hacía curaciones entre sus vecinos, esto fue lo que nos contaron ella y su hija aquella tranquila y extraña tarde. En la casa había velas, retratos, imágenes y diferentes objetos; era un pequeño altar donde rezaban y recibían revelaciones de manera puntual.

 

     Bueno, todo esto sería lógico porque ya sabes como son los extraños fenómenos de los videntes y de las apariciones marianas, la cuestión es que no esperaba nada especial pero me llamaba la atención la sencillez de María; después de habla con su hija ella apareció en la sala y nos saludó muy amablemente, se dirigió a mí y decía que nos conocíamos.

 

 

 

     Por un momento intenté recordar cómo y dónde, haciendo el tercer año de Magisterio en la Normal empecé a realizar la prácticas, con mi amigo Cañas en el sorteo elegimos el Colegio Reyes Católicos porque pensábamos que estaría cerca y no tendríamos problemas de desplazamientos, cual fue la sorpresa que estuvimos tres maravillosos meses en este colegio que no estaba en la Gran Vía sino en el Zaidin justo a la espalda de la casa de María, sin duda pequeñas coincidencias.

 

   Cuando María me decía que nos conocíamos venía a mi mente con claridad las imágenes de ese encuentro, ella viajaba en el autobús urbano en una de esas esplendidas mañanas de primavera, y yo me dirigía a dar clase de física de segundo de Magisterio por la Avenida; parecía increíble que un instante imperceptible en el tiempo y un cruce de miradas significaran tanto, y que fuera a recuperarlo en aquel momento. Bueno este fue el inicio, cada palabra era un fuego en mi mente, me reconocía como si fuera su hermano, sabía quién era, aquella tarde me descubrió, a un adormilado estudiante que andaba titubeando hacia su destino. Esto fue lo más parecido a lo que entendemos por “telepatía”, asombroso, nos comunicábamos a través de un hilo invisible con un esbozo de palabras en sus labios. Qué podía decir, qué podía hacer, qué podía pensar, estaba desarmado, ese encuentro fue único y no podía expresarlo con palabras a Paco y Carmelo. Al instante entró en trance y de repente un olor a rosas llenaba la sala.

      Por eso he querido empezar con este lanzamiento, la vida es un juego que tiene pequeños instantes que te hacen descubrir una parte importante de nosotros mismos que no le damos suficiente cancha.


No hay comentarios:

Publicar un comentario