miércoles, 10 de febrero de 2016

Salto de altura en Motril, década de los 70





Una de las imágenes estéticamente más bonitas del libro "La consolidación de un sueño" es la del saltador de altura en el Patio de los Naranjos, patio que fue nuestra cancha de baloncesto, con tableros de minibásquet, donde Ricardo Pérez de Rueda nos enseñaba y preparaba para competir en los Juegos Deportivos Municipales de baloncesto. El salto de altura fue una de las pruebas que más me interesaron, Nicolás García Rodríguez a finales de los años sesenta era uno de los saltadores que acudía al polideportivo del ITEM a practicar, más tarde nuestro profesor D. Sotero Fernández-Pinilla López-Menchero nos llevaba al foso del salto de longitud a realizar el salto de altura con la arena rasa en la que sin duda te pegabas el correspondiente costalazo, recuerdo mi marca personal en 1,35 m.  
A principio de los setenta del pasado siglo D. José Vinuesa Tentor realizaba las competiciones de salto de altura de los Juegos Deportivo Municipales en el mismo Patio de los Naranjos, me inscribí e una de ella sin el permiso de Don José; y allí pude ver que la totalidad de los saltadores empleaban el estilo tijera o el rodillo ventral, saltadores como Paco Barranco o el “Atleta” Francisco Enríquez Díaz. Nadie utilizaba  el estilos Fosbury (Nombre del deportista americano que revolucionó en 1968 el salto  con el estilo que lleva su nombre) en esos años y compitiendo en la pista del Estadio de la Juventud nos costaba realizar el salto con las zapatillas “gorila” que gastábamos, creo que fui el primer atleta granadino en utilizarlo este novedoso estilo que hoy es el único que se emplea en la alta competición.     En infantiles quedaba tercero en la competición local con 1,45 m; al siguiente año con 1,55 quedaba primero y puede saltar en Granada, en mi época universitaria también pude luchar al lado de Francisco Jesús Martín Morillas el mejor saltador granadino de todos los tiempos; y por supuesto en la mili (Alicante y Cartagena) donde el ejercicio bestial que realizamos me ayuda mucho para superar esas marcas.
Ya en el último año en el Instituto puede ver como Don José agenciaba unas zapatillas de clavos para los nuevos competidores, como nuestro compañero Eduardo Herrera (Aparejador del Ayuntamiento) que pudo subir la marca hasta el uno ochenta cuando nosotros rondábamos con dificultad el uno sesenta. En la foto  salta Emilio Gallego Aguilar (1,80 m.) uno de los nuevos atletas posterior a nuestra promoción con un estilo y técnica envidiable de rodillo ventral; en los noventa Emilio Hidalgo Pérez tiene el récord con 1,94 la mejor marca realizada por un atleta motrileño.

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