Ha pasado varios días,
semana, dos meses; angustia, desesperación, que parece la madre en la colonia
de la finca. Me preparo para renovar el carné de conducir, abril, cinco de la
tarde; en el cuarto de baño siento como un salto en la pila donde me estoy
afeitando, es como una luz blanca que se dispara hacia la ventana donde está la
persiana que se vuelve hacía fuera como empujada por un torbellino, aparece la
palabra “GRACIAS” y esa luz sale disparada hacía arriba a la derecha.
Emocionalmente siento como si fuera una partida una despedida y las lágrimas
empiezan a brotar.
A la mañana siguiente mi
hermano me llama para ir a la finca, una vez allí exploramos el terreno y no la
encontramos; de día la mayoría de los gatos están durmiendo y solo se
despiertan para comer; después hubo algunas visitas sin resultado. “Que fácil
dejarlo y que difícil volver” es la retahíla de la canción de Phil Collins.
Vuelvo al cielo donde cubre un paisaje
de ensueño, el mar, la montaña, los
verdes campos; busco a distintas horas con la esperanza puesta en el plástico
desgajado hacía la tierra.
Motril, día 5 de
septiembre de 2023
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